miércoles, 18 de julio de 2012


La sonrisa de Ichi-nii, los juegos de Nacho, la espalda de Guille y el instinto protector del otro Guille (del que se fue),  la honestidad de Kalvin, la ternura de Santi (y los consejossantianos), los labios de Jorge, el alma del Manu (Doctorcito, un todo en ti mismo), los sueños de Cristian, el humor de Rubén. El ingenio (y los dorsales) de Jon, la paz de Jani, la sencillez de David, la sinceridad y confianza de Richi, el recuerdo de Alberto, la elegancia de Carlos, la fe del Adrián, la entereza de Serra, la inteligencia (desaprovechada) de Miguel Ángel. La voz del chico que pasea a los perros cada verano bajo mi balcón, los ojos del Bona, la voluntad caprichosa de Miguel, el calor del Maldito.

Nadie les conoce a todos, solamente yo, nadie sabe el por qué de cada uno de sus rasgos, sólo lo sé yo. Si pudiera captar su esencia, la de su rasgo más bonito y juntarlas todas. No habría un ser más absolutamente maravilloso en esta tierra.

Así que estoy agradecida, porque existan todos y cada uno de ellos, por poder tenerles, aunque sea sólo de una forma ínfima y circunstancial y disfrutar de cada una de esas virtudes. Todas tienen algo de especial.
Todas son un punto luminoso. Ellos tienen ese "algo" que destaca entre los demás. Ojalá pudiera capturar esos detalles.
Ojalá no los pierdan jamás.

viernes, 13 de julio de 2012




Te echo de menos. Absurdamente. Como si alguna vez te hubiese tenido. Y no es que viva en la feliz ignorancia de la ciega enamorada. Sé que no te tengo, que no te tendré y aun así, te echo de menos.
Sé que soy tu juguete, que me tirarás en un rincón cuando te aburras de mí, porque en tu cuento  no hay sitio para más muñecas.
Me estoy hartando de este juego.
Esta noche paseando, mientras el viento revolvía mi pelo, me he dado cuenta de que no me merezco esto. Que desde tu punto de vista de lector de ojos y manos intrépidas, donde me siento deseada y querida, no te juegas nada.
Sigues teniendo tu cuento de hadas.
Pero yo... yo no puedo permitirme otra adicción imposible. Se me acaban los órganos que apostar contigo. Estás por todas partes como un maldito virus.
Te tengo que echar de mi cuerpo, como un veneno. Hoy he decidido que estoy harta de este juego, pero sé que pronto perderé este momento de lucidez y caeré de nuevo.
Sólo espero que esto quede aquí, como en el momento exacto en el que me di cuenta de que llegaba la catástrofe. Como el momento en que mis ojos estuvieron del todo abiertos.... para saber cuánto he perdido el tiempo.
Y así, como si nada, como si no supiera lo que estás haciendo conmigo, como si no tuviera más que claro que esto es imposible.
Esto. Como si hubiera algo. Ilusa.
Tonta.
Ingénua.
Mira todo lo que sabes, qué tan lista eres. Y le echas de menos.

miércoles, 11 de julio de 2012




(Yo sólo busco que me tiemblen las piernas). Que me falte el aliento y la pasión me venza. Quiero que llegues, atravieses la puerta como un vendaval y arrases con todo.
Quiero que acabes conmigo aunque (seas de esos que nadie recomienda).
No está bien, lo sé, pero eres tan intenso, tan grande, tan único y absoluto, en tus cosas malas y en tus cosas buenas. Reprochable y honrado. Esquivo y contundente. Hermoso. Casi más cuando te sientes vencido que cuando vences.
(Yo sólo busco que nadie lo entienda) que no salga un adiós de mi boca aunque lo merezcas. Que por tu culpa tendré en el pecho la letra escarlata. Que, aquí sí, puedo ser tu reina o tu ruina. Que has depositado en mí más bienes que cualquier otro. Casi tu vida en mis manos ¿Sabes? Es un buen regalo.
Sentirme de nuevo un sueño imposible, un amor platónico, deseada e imbécil, todo en el mismo instante. Volver a tener la duda, la esperanza, el anhelo, los celos, el matiz incesante de la propia estupidez.
Quiero darme contra tu muro o subir otro escalón. Quiero ver que pasa. Quiero verlo ahora.
Maldito puzzle.
Ser incomprensible.
Que seguimos andando por esta cuerda floja y temes moverte y temo moverme, porque por hacerte caer, puedo caerme yo. Y viceversa.
Que se me rompa el corazón es más bueno que malo, al menos sentiré que vivió de nuevo. Aunque sea en tus manos.
(pero cuando esté rota escuchar... que merece la pena)