viernes, 13 de julio de 2012




Te echo de menos. Absurdamente. Como si alguna vez te hubiese tenido. Y no es que viva en la feliz ignorancia de la ciega enamorada. Sé que no te tengo, que no te tendré y aun así, te echo de menos.
Sé que soy tu juguete, que me tirarás en un rincón cuando te aburras de mí, porque en tu cuento  no hay sitio para más muñecas.
Me estoy hartando de este juego.
Esta noche paseando, mientras el viento revolvía mi pelo, me he dado cuenta de que no me merezco esto. Que desde tu punto de vista de lector de ojos y manos intrépidas, donde me siento deseada y querida, no te juegas nada.
Sigues teniendo tu cuento de hadas.
Pero yo... yo no puedo permitirme otra adicción imposible. Se me acaban los órganos que apostar contigo. Estás por todas partes como un maldito virus.
Te tengo que echar de mi cuerpo, como un veneno. Hoy he decidido que estoy harta de este juego, pero sé que pronto perderé este momento de lucidez y caeré de nuevo.
Sólo espero que esto quede aquí, como en el momento exacto en el que me di cuenta de que llegaba la catástrofe. Como el momento en que mis ojos estuvieron del todo abiertos.... para saber cuánto he perdido el tiempo.
Y así, como si nada, como si no supiera lo que estás haciendo conmigo, como si no tuviera más que claro que esto es imposible.
Esto. Como si hubiera algo. Ilusa.
Tonta.
Ingénua.
Mira todo lo que sabes, qué tan lista eres. Y le echas de menos.

2 comentarios:

  1. Es tan, tan, tan dificil escapar cuando las cadenas se las ha puesto uno mismo..

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y que lo digas, más si te has empeñado en esconder tanto tanto tanto las llaves del candado

      Eliminar