miércoles, 29 de junio de 2011


Sálvame.
De todas las palabras que se clavan. De todos los susurros que me estallan.
De las llamas.
De todas esas voces que me llaman.
Sálvame.
De todos esos ojos que me miran. Del veneno de todas las vecinas.
Sálvame la vida.
Sálvame.
De las heladas en invierno. De los cuervos. De los falsos principitos de los cuentos.
Sálvame.
Déjame en las fauces de los lobos. Vestida de blanco hundiéndome en el lodo. Si estoy en esta jaula no me ahogo.
Sálvame, como siempre has querido.
Sálvame, quedándote conmigo.

domingo, 26 de junio de 2011


Miraba a través de una niebla recién nacida evitando frotarme los ojos. Allá al fondo, había unas luces rojas que parpadeaban.
El camino estaba en estado de alerta.
El mundo empezaba a disolverse en la espesura.
Ahí estábamos, los dos, cogidos de la mano, solos frente al mundo en una contienda sangrienta, pero silenciosa.
Nadie me había apretado tanto la mano antes.
- ¿Te quedarás conmigo? -
- Sí -
- ¿Acaso lo dudabas? -

Nuestras miradas no se encontraron entre la niebla. Pero sentí sus dedos desasiéndose de los míos. Pensé que el suelo cedía bajo nuestros pies, pero al cabo de unos minutos no quedaba ni rastro de él y yo seguía de pie, firme, entre la niebla.
Estaba sola y convencida.
No había dudado de él un sólo momento y, sin embargo, no me sentí engañada. Había algo dentro de mí que me decía que daba igual lo que dijeran sus labios.
Había algo que llevaba tatuado en las venas.

"No les creas" decía.

Todo el mundo miente.

viernes, 24 de junio de 2011


He jugado como si la victoria no me importase. He jugado por el puro placer del juego, por el ansiado rival.
He pasado mil días descifrando las pistas de este laberinto, intentando dar pasos hacia delante sin quedarme encerrada, sin perderme, siguiendo el eco de tus pasos hacia el final.
Me he sentido mil veces en un binomio, donde tú y yo éramos tú y yo y el mundo entero nos desconectaba. Porque nadie nos entendía así. Así no.
He estado al borde del abismo del sí y de no, recordando que el orgullo nunca es tan importante. He cerrado los ojos y soñado con que todo fuera como yo pensaba.
En este juego.
Creí entender las reglas, pero no fue así, ahora ya no sé si juego contigo o contra ti. En el fondo es eso ¿No? El sí, pero no eterno, el eterno juego al que nadie más sabe jugar.
El tiempo pasa y el salón de casa se empieza a quedar pequeño para esta pieza, para este tablero.
Siempre he sido una gran jugadora, estratega, que dentro del juego hace lo que sea por continuar, por triunfar, por ganar. Pero nunca he sabido cómo dejar que jueguen conmigo.

domingo, 19 de junio de 2011


Es algo más que un punto inconexo en toda esta historia ¿Sabes? Algo más que la pieza que no encaja en el puzzle.
Dime ¿Hasta dónde vas a preguntar para saciar tus ansias?
¿Cuántos secretos más piensas destapar?
Deja de intentar violar su mente, maldita sea. Es algo más que una simple mirada que te hiela la sangre.
Es un enigma. Un punto de partida.
La mecha encendida en cada mala intuición.
Lo sabes y ella también lo sabe. Esto no va bien. Por eso se calla, por eso decide sonreír y dar un paso más, porque ya sabe de qué pie cojeas.
Y parecía tonta, rematadamente tonta. Y luego va, la muy... y no lo es.
No sigas insistiendo más en descubrir el pastel, o al final tendrás que comértelo ¿Me entiendes? Si no sabes por dónde andas, mejor no te metas.
No te metas.
Es mejor pasar de largo todas esas cosas, todas esas malditas cosas, que no querrás saber si un día te preguntan.
Para entonces quizá ya no quieras contestar.

miércoles, 15 de junio de 2011


Entra la luz del sol por la ventana.
Antes el tiempo no pasaba tan rápido, pero ahora es verano y a estas horas ya ha amanecido.
La vida se acelera cuando pasan los años, como un bólido cuesta abajo.
Dame una rutina y una cama y yo sabré esperar.
Pero ahora, cada amanecer, parece que el reloj se detiene. Para verme respirar.
Veo una silueta dibujada en la ventana.
Pensando.
Todos mis sueños están esperando.
No es más que una sensación vestida de contorno. Sin nombre ni rostro. Pero tiene el poder de detener mi tiempo.
Ahora que todo está casi en su sitio, un momento de desaliento es necesario. Un vuelco al corazón sin previo aviso. Una patada en el estómago que más que doler, impresiona.
Un sentimiento intenso, diferente. Una fecha. Un antes y un después de incógnito.

La brisa aun corre fresca entre los recovecos de una casa casi llena y hace remolinos.
Todas las alarmas vuelan por la casa. Todas las expectativas. Todos los quehaceres rutinarios se han quedado en pausa.
Tócame y transpórtame.
Llévame con la pálida luz de la mañana.

martes, 14 de junio de 2011



Recibí todos los regalos que podrías darme.
Estreché tu mano mil veces. Mil veces más. Aunque tus apretones fuesen tan fuertes que me crujieran los dedos.
Recordé tus ojos cada noche. El tacto de tu piel. Esa curiosa sonrisa que es a medias sonrisa y a medias mueca.
Tus huesudos dedos de fumador.
Imaginé una y mil noches a tu lado. Me obligué a mí misma a olvidarlas, todas y cada una de ellas, pero no pude.
Me dije que eran sólo ilusiones absurdas, que nada duraba eternamente, que nada duraba, en realidad, sin más... pero no me hice caso.
Escuché cada una de tus canciones, incluso las que no eran para mí. Cerré los ojos y escuché.
Te perdí tantas veces como quise encontrarte. Era un juego, nunca dejé de tenerte a la vista.
Metí cada una de estas cosas en lo más profundo del recuerdo, donde, si un día te vas, crea olvidarlas, pero ahora aún están a flor de piel.
Aún las tengo entre mis manos.
Las siento calientes, vibrantes, mágicas... como si estuvieran llenitas de estrellas.

lunes, 13 de junio de 2011


María mira al cielo porque quiere volar.
Quiere recomponer sus alas de cristal.
No imagina un mundo finito e imperecedero y lucha consigo misma para no mandar todo al carajo y levitar.
Tiene el cielo en sus ojos y un universo dentro. Necesita encontrar el lugar perfecto para demostrarlo. Necesita un empujón más, sólo uno, para explotar en unas grandes alas de plumón marfil.
María mira al cielo y piensa:

- Llegaré -

Es una parada más en este viaje. Las posibilidades son eternas y, aunque el mundo esté en contra, no habrá quien corte mis pasos para continuar.
Mi voz, susurra en el viento "nada es imposible".
Dejar atrás las cadenas, todas (hasta las que tienen nombre propio) y reconocerle al mundo que todo ha sido hasta ahora sólo "suficiente".
Todo lo demás está por llegar.

María mira al cielo y sólo tiene pensamientos inconexos.
Una bruma blanca.
Orquídeas.
El amanecer.
Una enorme cama con dosel.
Cantar.
Azul.
El cielo azul.

Cambiar el concepto. Ahora los seres sin alas también pueden volar.

sábado, 11 de junio de 2011


Elévate.
Despídete del suelo y elévate.
Siente la ingravidez en la boca del estómago.
El mundo se despide de ti, está muy lejos. Lejos. Allí abajo. La suerte se divierte entre las nubes, ahora puedes pasar a través de ella.
Siente el rugido omnipotente de la libertad.
Un paso más hacia un abismo azul y eterno. Azul y eterno. No habrá más barreras que te dejen fuera, ni que te encierren. Nunca más.
Libre.
Eres una hoja de otoño en una brisa cálida y húmeda.
Sé feliz. Sé feliz.
Un balanceo melódico entre las nubes. Elévate. Olvida la sensación del peso, del tiempo, de tus huesos. Olvídate.
Ser o no ser uno con la inmensidad.
Eternamente.
Con las alas de hermes en los tobillos, sus manos ya no pueden agarrarte. Sus cuerdas ya no pueden sujetarte. Sus normas ya no pueden oprimirte.
No eres aquí.
Nunca más.
Elévate.
Sumérgete en el cielo.

Te ofrecería cada gota del mundo si fuera menester.
Cada palabra de una historia se escribe sin que lo sepas. Sin que lo sepa.
Disfrútalo.
Todo está hecho para compartirlo.
Puedo recoger el infinito entre mis manos y sentir que no es nada. El todo es un concepto relativo.
Tengo una enorme alacena llena de recuerdos. Llena de pedazos de muchos lugares. Llena de imágenes que se van desdibujando con el paso del tiempo y acaban siendo sólo un vago dibujo a carboncillo de lo que un día fueron. Aun así siguen transportándome en el tiempo.
Parece que fue hace sólo unos días y ya es una vida entera.
Maldita sea.
No me di ni cuenta.
Y ahora me quedo pensando en qué quedo entre mis manos de aquel enorme desierto. De aquellas playas y terribles inviernos. Ahora quedan sólo partículas multicolores que me hacen cosquillas en las palmas de las manos.
Y su olor.
Ese olor que reconocería en cualquier parte.
Esos son mis recuerdos, es todo lo que puedo darte. Eso y los cuentos que forme con ellos. Eso y la historia que puedo contarte, siempre a mi manera.
Quédatela.
Tal vez un día valga la pena.